Agoney, el ave fénix

Diva, prepotente, subido, borde. Todos estos adjetivos han sido usados durante semanas para describir a Agoney. Pero, ¿realmente lo es? A mí no me lo parece. Creo que con este concursante de OT la mayoría del público se ha quedado en la parte más superficial y simple.

Para mí, Agoney es mucho más que eso. Es vulnerabilidad, voz, amabilidad. Todo eso me parece mucho más adecuado para describirlo, más allá de carpetas, «peinetas» y tonterías. Agoney ha estado durante una gran parte del concurso muy cerrado, muy poco emocional. Y quizá ese ha sido uno de sus grandes problemas, le cuesta abrirse y ha podido llevar a que el público no empatice del todo con él. Pero por fin, de unas semanas hacia ahora, lo veo mucho más abierto, disfrutando, sintiendo y por fin, transmitiendo con su voz en sus actuaciones (vale, la última semana con la canción en francés no es el mejor ejemplo, pero, joder, el chico tenía que cantar en un idioma que no conoce y así es difícil). Agoney entró siendo un bloque de hielo, frío como un témpano, que a pesar de tener una voz increíble y una presencia escénica admirable, no traspasaba la pantalla. Encuentro ciertas similitudes con su otra compañera Miriam, aunque eso lo dejamos para otro momento. Lo que quiero decir es que, debajo de esa faceta de duro, altanero (¿presioso y orgulloso?, vale, no) y creído, lo que nos encontramos es un chaval de 21 años inseguro y que no sabe muy bien donde situarse. Él mismo ha dejado claro en ocasiones que por fuera da la impresión de tenerlo todo bajo control pero que por dentro es un “flan”. En el último repaso de gala, de hecho, explicó que «cada vez tenía menos seguridad en el mismo».

Sin embargo, en mi opinión hubo una gala que significó un punto de inflexión fue la 4, con Symphony y, sobre todo, Nerea. Y es que es innegable que a lo largo del concurso estos dos se han hecho inseparables. Para mí, esa semana fue clave a la hora de empatizar con Agoney y sus pensamientos. Le vi disfrutar y abrirse, incluso aunque lo pasase mal porque la canción era difícil de narices y no sabía como iban a sacarla. Si os digo la verdad, entiendo que antes de este punto la gente no supiese muy bien por donde cogerlo. Él llegaba, se plantaba delante del escenario, cantaba con sus agudos y sus cosas y el chico pues lo hacía muy bien, pero quizá le faltaba ese click de decir, lo está sintiendo

A partir de ahí, para mí ha ido cuesta arriba y sin parar. Ha tenido, vocalmente, sus más y sus menos, como todos. Aún recuerdo el sufrimiento que pasé cuando el pobre tuvo que sacar Rise Like a Phoenix con un derrame en las cuerdas vocales. También recuerdo la frustración en su cara cuando, a pesar de todo el esfuerzo y de un segundo pase de micros estupendo, no pudo hacerlo todo lo bien que quisiera. Estaba roto. Allí se veía claramente el tipo de persona que es. El perfeccionista, el que o es impecable o no será. Quizá fue una de las galas en las que peor lo pasé por un concursante. Después de esa gala, con su justa nominación, y su también justa salvación por parte de los profesores, vinieron Alfred y The Lady Is A Tramp. Debo decir que ni el compañero ni la canción me entusiasmaba demasiado (disculpadme, por favor). Sin embargo, una semana más Agoney demostró ser un currante de los pies a la cabeza, además de tener un talento vocal y una profesionalidad gigantescos. De hecho, durante la actuación, Alfred tuvo un fallo de letra y Agoney salvó el momento siguiéndolo todo correctamente, sin titubear.

Y entonces apareció Manos Vacías. Y Raoul. Drama. Catástrofe. Yo veía la nominación al canto. No había forma de lucirse vocalmente con la canción y mucho menos de sacar algo resultón. Y evidentemente, no podía equivocarme más. Fue una semana muy muy MUY estresante y cargadita de emociones. Estuve al borde del infarto una media de siete veces al días. Con cada ensayo y concretamente con cada final de éste. Que si nariz pegada, que si contacto visual, que si beso sí, que si beso no, que si ahora Raoul tuvo mononucleosis hace meses y es una movida. En fin. En el fondo yo creo que todos tenemos un poco de carpetero dentro ¿o no?. Yo me vi en directo ese icónico segundo pase de micros en el que todos sabemos lo que pasó. Vaya bote de la silla pegué. En definitiva, Agoney, junto con Raoul, sacó, para mi gusto, uno de los mejores duetos de la edición (sin desmerecer a City of Stars y demás). Fue elegante, con química, ambos brillaron por igual (más allá de lo que opinase el jurado) y tuvo un final precioso que a la par sirvió para visibilizar un poco.

Y bueno, esta última semana, de nuevo, crítica. Entre que nominaron a uno de sus mayores apoyos en la Academia y que tenía una canción en francés, y con la que no era tan fácil lucirse, yo lo veía en la palestra de nominados una vez más. Y bueno, no me equivoqué. Definitivamente estas dos últimas semanas están siendo duras, cuanto menos, para Agoney. Raoul fuera, reencuentro que, aparentemente ha visto frío/cambiado por su parte, nominación, aunque de nuevo lo salvaran los profesores. Todo esto ha llevado a que veamos a este chico parado, tristón y algo melancólico.

Vale, igual esta foto es dramática de más pero pensad un poco en todo lo que he puesto. Debe ser muy duro para él. Además, lo que es más importante, ya está mucho mejor. Desde los ensayos y la grabación de la Gala de Navidad, Agoney ha hecho clin clin clin (palabras textuales) y ha vuelto en sí. Y nadie se puede imaginar por qué (o bueno, igual un poco imaginárnoslo, nos lo podemos imaginar).

En definitiva, el niño ha vuelto, y con más ganas que nunca de dar caña y trabajar a tope. Esta semana se vuelve a prever dificililla. Le han puesto Without You (muy adecuado, queridos profesores) con su correspondiente coreografía, clases dramáticas con los Javis y agudos. Sólo nos queda esperar y ver como el ave fénix renace de nuevo.