¿Por qué los debates del domingo son una puta basura?

¡Hola calcetineros!

Voy dando tumbos este fin de semana pero es que viendo el debate no puedo más que recuperar esa otra promesa de hacer una entrada sobre la insoportable levedad de la cosa.

Pues vamos a ello: ¿por qué no hay quien aguante un debate sin bostezar cincuenta veces?

• Por el enfoque. Ya llevamos siete debates y ya conocemos del palo que van. La cuestión es pasarse las primeras dos putas horas hablando de su monotema preferido que es ese triángulo entre Raquel, Suso y Sofía artificiosamente recuperado por una repesca cuando menos sospechosa. Es un tema que ni ocupa tanta importancia dentro de la casa ni da para pasarse dos horas repitiendo argumentos y repitiendo vídeos. Después, la siguiente puta hora hablando de su otra carpeta preferida, la de Han y Aritz y solo al final, cuando quedamos viendo esto los más frikis, abren un poco el abanico y hablan de los otros concursantes que por el enfoque de las primeras horas pareciere que son meros figurantes. A veces cambian el orden de las carpetas, o meten cosas de otros más pronto para después volver a las carpetas cosa que no altera el producto.
• Por los colaboradores.
  • Digámoslo claro: los colaboradores expertos no tienen ni puta idea. No ven el 24 horas, lo único que hacen es mirar sus extensos TL para intentar enterarse de las cosas. A la cabeza del pelotón del despropósito tenemos a esa Belén Rodríguez que consigue ser odiosa diga lo que diga, aún incluso pudiendo estar de acuerdo con ella. Le siguen Miguel Frigenti, esa forma de vida que cada semana tiene un favorito diferente y del que uno nunca logra entender de qué narices está hablando y cerraríamos el podio con esa Carmen Alcaide, que nunca vio el 24 horas pero que reconozco que allá por GH 8 o 9 me hacía cierta gracia. Ya la ha perdido toda y gastado totalmente el papel ese de choni cachonda.
  • Sigamos dejándolo claro: los colaboradores exconcursantes no tienen ni puta idea. A estos los traen para hacer bulto, preguntarles cuatro tonterías y hacernos recordar que algún día estuvieron en esa casa. Ayer apareció un tal Hugo del que tengo un vago recuerdo, como si hubiera estado en el GH 2 o así. Tengo más recuerdo de la cabra que de él. Salvo a Ylenia de la quema que al menos algo parece que sabe de lo que habla y al menos con ella sí que te echas unas risas.
  • Y sobre los colaboradores de la calle, seré un poco más condescendiente. Al menos está a menudo nuestro amigo Adri (el de los gorritos) que sin duda está enganchado al 24 horas y que hace comentarios normalmente muy acertados. Del resto tampoco puedo hablar mucho pero sí que me creo que muchos de ellos están realmente interesados por el programa. El problema añadido es que apenas intervienen.
• Porque no se debate. En efecto, la gran paradoja de este engendro dominguero es que es un programa que se llama El debate en el que apenas se debate. Es un guirigay en el que cada uno va a soltar su míting, a lucir su modelito y a quedar divino/a de la muerte ante las cámaras. Si ya un debate a 7 en unas elecciones es bastante indigerible, qué decir de un debate a 36 que es como está montado el formato de este programa.
• Por el presentador. Jordi González no es un mal presentador, y lo prefiero a, por ejemplo, JJ Vázquez, pero es un tío que ya parece que esté de vuelta de todo. Actúa profesionalmente, lo que quiere decir sin ninguna pasión, con un desinterés por lo que se está hablando harto evidente y transmite la sensación de que tiene unas ganas de que se acabe eso, que echan para atrás. Seguramente se está vengando por haber tenido que (sobre)llevar la agonía de presentar esa cosa llamada Pasaporte a la isla.
• Por la duración. Antiguamente el debate era un mero programa de late night, que duraba de 12 a 2 y que entre una cosa y la otra se hacía más llevadero. Ahora no solo lo han alargado a cuatro horas copando las franjas del prime time y del late night sino que también se han sacado de la manga un tercer programa semanal, el Límite 24 horas, que vuelve a durar otras cuatro putas horas y que es absolutamente redundante con el debate. Al menos en el Límite nos dan los porcentajes ciegos, cosa de la que ahora nos privan en el Debate.
• Porque ha perdido totalmente la esencia. El planteamiento del debate se había basado en ediciones más vírgenes en una atención especial a los nominados de la semana y en la conveniencia o no de echar a este o al otro. Tenía su sentido para la gente que no veía el 24 horas y te permitía profundizar en personajes que no tenían suficiente protagonismo. Ahora de todo esto no queda apenas nada, como mucho minutos basura. Haya tres, cinco o siete nominados, la estructura del debate será siempre la misma: carpeta 1, carpeta 2 y resto.

En definitiva, un Sálvame GH, un programa que junto con el Límite no es que hagan excelentísimos datos de audiencia pero que le sirve a T5 para mantener un buen share y sobre todo porque le sale baratísimo, casi gratis. Una forma de amortizar toda la logística que implica producir un Gran Hermano.

Otra cosa es por qué seguimos viéndolo y la respuesta sencilla es porque somos unos frikis y no tenemos remedio. 🙂 Pero vaya, si estoy escribiendo estas líneas es por lo tremendamente aburrido que me estaba resultando el programa.

Aquí lo dejo. Se aceptan enmiendas y opiniones complementarias sobre el asunto que nos ocupa en los comentarios. Al final me libro de hacer crónica esta semana (tomadlo como mi regalo de cumpleaños) y el martes os espera una entrada de Teli.

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Extra bonus: Al final me libré de hacer la crónica pero la noche ha tenido momentos interesantes, sobre todo en el dormitorio charlando sobre el tema de las nominaciones Sofía, Marta, Nied, Vera, Carlos y Ricky. Os dejo un par de vídeos. Añado también vídeo de la bronca entre Marta y Raquel de este mediodía.