Sexo, mentiras y batidos de proteínas

ladrillo-obsyA estas alturas de la edición yo ya me he acostumbrado a Carlos, aka Scarlett por su parecido con la rubia remaciza. Me he acostumbrado a su mala baba, a sus comentarios venenosos, a su misoginia, a sus manías y a su aversión al desorden. Carlos me recuerda al personaje masculino de «Durmiendo con su enemigo», un tío cuadriculado, obsesionado con el orden hasta la patología pero en versión marujil, porque el chiflado que torturaba a Julia Roberts por lo menos era varonil. El novio de la mejicana es más fenotipo vecindona criticona-mala-de-narices. De las que tiene la casa llena de mierda, sube al 5º a pedir sal, asoma las narices por la puerta y acto seguido baja al 2ºB a pedir perejil y a poner verde a la del 5º.

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Scarlett en plena cura de sueño

Ahora recuerdo con nostalgia -y con una sonrisa en los labios- cuando la parte contratante tanteó la posibilidad de que el presunto putón verbenero de la edición cumpliera con lo que se esperaba de ella y atacara al irritante camarero. La pobre criatura, que va de femme fatale liberada y tal porque es lo que le han metido a las cabezas de chorlito con tetas y menos de 20 años que devoran las nuevas formas de cultura, decía que la pobre criatura afirmó que era una robanovios, o que no le importaba serlo o vaya usted a saber, que mis citas no son literales. Se limitan a la impresión que dejan en mi memoria. Y como está muy pero que muy buena, se lo pasa todo por el forro, dice digo donde dijo Diego, hace otra cosa distinta a Diego que tampoco es lo que dijo y para colmo es hija de Maite, el borreguerío enfurecido, sobre todo el femenino -probablemente el sector menos agraciado- y el sector masculino que no se calzará una morena parecida a la navarra ni en sueños, cargan contra ella sin compasión.

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Sofía, la impredecible y libre -que no liberada- Sofía, pasó de Carlos y dejó una vez más tiradas a las manos oscuras que de momento le dan de comer. Scarlett tampoco estaba por la labor, que su mejicanita con posibles es un pasaporte a ser ciudadano del mundo, así que si se le pone morcillona cuando mira a la pamplonica opta por ponerla a parir con mantras machistas fruto de la mala leche que suele provocar la impotencia. Si quedaba alguna duda, la enladrilladora, que adora la antropología de pexiglás, completó el círculo que cuadra la percepción sobre Scarlett cuando vio a su padre en acción, sentado en el filo del sofá del salón de Guadalix como una rapaz a punto de saltar en cualquier momento para conseguir la inmunidad que Raquel Sánchez Silva había dejado depositada en un sillón del dormitorio. Él y el otro elemento, el hermano argentino y desinflado del canario que provocó la caída de la (ideal) hermana de Vera, el quedabien de la edición que, mucho ojo, se nos cuela en la prefinal con dos cojones, hecho que confirmará que mi abuela lleva razón cuando me dice que me muerda la lengua, apriete el ojete y sea amable con todo el mundo, que así no voy a llegar ninguna parte.

Pero decía al empezar que ya me he acostumbrado a Carlos; y no sólo eso: también valoro su coherencia ya que es de los únicos que ha seguido un patrón de comportamiento ‘normal’ durante su encierro, independientemente de lo irritable que pueda llegar a ser, porque a pesar de todo Carlos tiene el mérito de haber permanecido impasible ante los infinitos intentos de la parte contratante por manipular e influir en la experiencia de los aspirantes a hacer bolos por los platós patrios. Es decir, Carlos es un concursante ‘normal’. Se le odia o se le ama, aunque aún no hay pruebas tangibles de esto último y dudo mucho que las haya en virtud de su insoportable carácter, pero no es ambiguo ni sospechoso de interpretar ningún papel. Le influyen los acontecimientos y reacciona de manera previsible, como es natural: tiene mal genio, no puede vivir sin laca, hace pandilla con otros (hipotéticos) machos para largar de las féminas y protesta por todo. Y así ha sido durante todo este tiempo, sin sobresaltos ni giros dramáticos.

Sirva toda esta larga introducción para entrar en materia aunque @balzacgh en su blog ya lo ha descrito con nostalgia:

«(…) el plató aplaude mientras el ojo de Gran Hermano deja caer una lágrima»

Exquisito Balzacgh.

Explicaba con acierto el otro día mi imprescindible (enemigo) David Cano en su entrada -insisto en que jamás cito de manera literal no vaya a ser que me monte otro pollo tuitero que hoy ya he cubierto el cupo con el Pollito Volador- que la parte contratante, ávida por no dar lugar al vacío que asoló el tramo final de la pasada edición, no paraba de crear tramas sobre tramas de forma que no nos daba tiempo de digerir, ni de disfrutar ni de ver evolucionar una cuando ya teníamos otra propuesta en pantalla. Así, por ejemplo, se fabricó la falsa idea de que Sofía podría seducir a Carlos, pero la navarra dijo Diego en lugar de dónde por enésima y hubo que introducir a toda prisa al primate canario para animar el cotarro ya que la rentrée de Raquel prometía. Pero tampoco salió bien. Falló también la (presuntamente) recatada Niedzt porque no le gustaba el pesado de Vera y porque ella aspira otra cosa. Fue entrar junto a bienqueda catalán, interrogarlo en el primer minuto y perder todo el interés. Que a ella le gustan Alonso y Pablo, vamos hombre. Nada que reprocharle, no hay nada más que ver el lenguaje corporal de Vera al manifestar sus pusilánimes cariños para salir por patas, que es lo que hará la ambiciosa mejicana remaciza cuando rentabilice su paso por BB Méjico. Todo esto y más, aderezado con secretos, misterios, juegos de inmunidad para hacer propaganda de lo que tocara, incluida la puñetera caja con pase directo a la final que, por cierto, ha resultado ser otra tomadura de pelo. Ignoro si todo esto está debidamente guionizado y estudiado, el caso es que esta cansada enladrilladora tiene a veces la sensación de que se improvisa en función de un abanico de variables que podemos intuir. Improvisar cuando algo no funciona no tiene por qué repercutir de manera negativa sobre nuestro adorado formato… si se respetara lo que algunos denominábamos la ‘esencia de GH’. Para los puristas, entre los que me encuentro, hay dos violaciones flagrantes: el constante chorreo de información del exterior mal gestionada que confunde a los concursantes y provoca cambios de táctica infumables, y la cansina (y legítima) moda (o necesidad) de rentabilizar el formato y retroalimentar la parrilla telecinquera durante una temporada con las remanidas historias de esta pandilla de incautos, que no sólo están dispuestos a hacer bolos por las discotecas patrias, sino que además no tienen inconveniente, es más, aspiran a darse de hostias por los platós con cualquiera que se preste a cambio de un puñado de eurillos y muchos followers.

La emparrafadora puede entender que esto es un negocio y que el perfil del telespectador ha variado, pero algunos estamos hasta las narices, por no escribir el coño y ya lo he escrito, de ver tíos con las cejas depiladas enganchados a los batidos de proteínas medio en pelotas, pansexuales luciendo felpudo y jugando a la ambigüedad, chinos saltarines, presuntas divas repostizas que repiten coletillas hasta la hartura o lo que toque, todo ello bien premeditado con el objeto de no pasar desapercibidos, que hay que sobrevivir después de Guadalix. Para colmo las tramas preferidas por la parte contratante suelen estar relacionadas con el intercambio de fluidos, las cornamentas propias o ajenas y la sexualidad, por citar ejemplos sencillos, que este año nos han cambiado al transexual por un pansexual y yo lo que quería era un hermafrodita y mi torero de rigor.

Quién me iba a decir a mí que llegaría a sentir nostalgia por los días y las  noches vacías que nos dieron los petardos del año pasado. Y es que era tan emocionante esperar -en balde- a que el primo surfero le rozara el muslamen a la bella Azahara…

No faltará quién diga que el VIP tiene un ritmo trepidante y nos lo merendamos tan a gusto. La diferencia estriba en que aquellos son profesionales del chusquerío y estos sólo son aprendices… de lo mismo, el caso es que GH se ha convertido en un máster de figurantes de platós de telecinco. Lo de los  desnudos en Intervíu no lo miento (de mentar) porque es un clásico y habíamos quedado en que yo era una purista. Y además el VIP es en invierno, que es largo y frío y se está mejor en casa viendo a Raquel Bollo fregando los cristales de Guadalix, por no mentar la posible entrada del pequeño Nicolás. Y aviso desde ya que iría con él a muerte.

Debo ir terminando, del verbo terminar, porque pasado mañana me espera un water taxi en la quinta puñeta y aún no he elegido qué bragas llevarme, pero no lo haré sin darle el rutinario repaso a Aritz. Mientras yo redactaba esta diatriba infumable se ha vuelto a enfrentar al chino. Esta vez ha tocado una retahíla de insultos e improperios en los que además de exaltarse él mismo, dechado de virtudes y perfección, naturalmente, ha vuelto a insistir en el papelón que hace Han, en lo listo que es, en que lo deja mal adrede. Y es que se cree el ladrón… porque él es quien desea utilizar al divino chino para lucirse. Y bien que se luce el farsante del sombrero cuando alguien lo contradice y aflora su esencia cargada de complejos y de mala hostia. Sobra decir que el chino no puede comportarse como es él sino como al vasco le venga bien. Pichín debe hablar de las cosas que le gustan al vasco, de los temas que domina, de arte, cultura, solidaridad, de justicia divina y del vuelo de las moscas vascas. Y es que Aritz es un tirano con un afán de protagonismo tremendo parapetado bajo un sombrero que por cierto le queda fatal. Sin embargo, su presunto snobismo, su ambigüedad, su palabrería cargada de demagogia y toda su pose se diluyen cuando habla sobre discuRsiones y tRASgiversaciones. Y esto sí que es literal. ¿A quién quiere engañar? De todas formas mañana Merceditas volverá a quitar hierro al asunto y nos recordará media hora antes de cerrar los teléfonos que los insultos, las discusiones y las humillaciones constantes son cosas que pasan entre amigos, novios o pansexueles. Y me juego el importe íntegro de mi sostén de Ali Expréss a que el inefable Jorge Javier, que entra en la casa esta noche, le lanzará un par de cumplidos al vasco en directo para movilizar a la borregada que mueve él, que el cliente lleva siempre la razón y al parecer, Aritz, que va de pobre y analfabeto mediático de la vida estuvo apuntado en su escuela de canto. O sepa GER.

puto asco
¡Qué asco da todo a veces!

Por otra parte el chino va cuesta abajo y sin frenos. Por suavón. Está claro que es un chico listo, aplicado, divertido, histriónico y exótico. El lo sabe y hace bien en explotar sus posibilidades, sólo faltaría. El martes abrió la dichosa caja que daba paso directo a la final. Fue una maniobra extraña porque estábamos con la publicidad y en el directo se enfocaba otra zona de la casa. Pero Han, en lugar de saltar y hacer aspavientos como la locaza divina que es apenas se inmutó. Esta cansadísima rebuznadora siempre ha sospechado que algo raro flota en Guadalix. Tal vez sea por el pùñetero «Shhh!» que se han inventado como hilo conductor para volvernos locos a todos o por la falta de sueño que por cierto ya nos está pasando factura a todos los adictos a este despropósito. Basta darse una vuelta por cualquier red o medio especializado en GH y leer a los sufridos amantes del formato a hostia (virtual) limpia, irritados, irritables e irritantes. El caso es que Han apenas se inmutó,  tal vez porque es tan listo que es consciente de que la condición de ‘ser finalista hasta que se vote en positivo’ es una estafa o tal vez haya algo más, pero lo que le pasará factura al dulce y divertido chino es su frialdad para mentir (de mentir, ahora sí) a sus amigas del alma que como es lógico sospechan que la abrió. Pero Pichín miente sin despeinarse y además inventa una historia paralela creíble dentro del caos que viven estos incautos y al punto de la información exterior me remito. Y es que además de negarlo rotundamente ha sugerido que la caja de los cojones, con perdón, la ha podido abrir alguien de fuera. Y estos pobres ya están tan contaminados y confundidos que cualquier cosa les hace dudar. Tanto como a nosotros, ojo.

Y ahora sí que me retiro, queridos calcetineros. No sin recordar que el voto en positivo y las prisas favorecerán la salida ‘por descarte’ de Ricardo, que a pesar del ridículo que hizo ayer echándose mano a la bragueta para justificar un comentario de mal gusto, quizá sea el único que razona con cierta normalidad, aunque lo haga en tono soporífero y con voz  de mamut. Los seguidores de Sofía se equivocan al tener como objetivo al canario. Con los teléfonos abiertos para votar en positivo no pondrá en peligro  la continuidad de la navarra, que por otra parte es dueña de un magnetismo incuestionable. Pero de ella hablaremos largo y tendido otro día. Todavía no toca por la sencilla razón de que no le ha hecho falta.

tiawena
Anda, Jesuso, tontorrón, que todavía no te lo cress

Hale, sayonara!!

pd.: la imagen que ilustra la portada de esta entrada es de  . ¡Gracias!
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Acerca de Obsy

Enladrilladora oficial de la Calcetinería. Un coñazo, pero en tuiter no me dejan pasar de 280 caracteres y aquí sí.

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