La parada de los monstruos

ladrillo obsy txiki Dolores tiene 102 años. Conserva todas sus facultades mentales porque siempre le han sobrado. Dice ella que ha conocido tres reyes, un enano marimandón y muchos gilipollas. La república, la guerra, la posguerra y «esto de ahora que es una desvergüenza«. Mujer dura y hecha a sí misma, cogió a sus hijos en la posguerra y se plantó en la capital para darles mejor vida. Y vaya si lo consiguió. Ahora ningunea a la Parca rodeada de atenciones, entretenida con los dimes y diretes de sus hijos, nietos y bisnietos. Sigue dirigiendo la familia con mano de hierro. Su opinión cuenta con el respeto que en algunas civilizaciones ancestrales se le otorga a los ancianos. En la nuestra no, que la ancianidad es un lastre. Consumen demasiado, producen poco, dan problemas y pueden oler a orines.

Pero Dolores conserva su dignidad intacta y una mala salud de hierro. Una úlcera en una pierna, una cadera operada con éxito (¡a los ochenta!) y alrededor de media docena de stents repartidos por las arterias. Y resiste sentada en la salita, esa estancia emblemática que apenas existe ya en las casas, frente a un pantallón de última generación con el mando a distancia en la mano. Como nadie se atreve a contrariarla a estas alturas, existe otro mando que controla la misma pantalla. Para bajar el volumen, claro. Cuando sale Belén.

Porque Dolores, la yayita, adora a Belén. Yo diría que la de san Blas incluso ha prolongado su calidad de vida. La adora y lo explica con su incuestionable sabiduría carente de adornos: «Belén es muy burra, pero ha pasado mucho en la vida. Se ríen de ella, pero qué más le da, si viven todos a su costa. Hace muy bien en cobrar lo que cobra. Más debería cobrar. Y sólo mira por los suyos. Con la de sinvergüenzas que hay en el mundo… Yo me río mucho con ella y me gusta que defienda lo que cree con uñas y dientes. Además, por mucho que chille (porque esos asquerosos la provocan) en el fondo lleva razón. No como la guarra ésa nueva que ha salido ahora, la de los trampolines. Si, ésa que le pone los cuernos al marido y él tan contento, que también vive a su costa… Además es muy limpia. Qué gracioso el pijama de leopardo, pero qué gorda se ha puesto con tanta pastilla como le dan, pero es que si no cualquiera aguanta ahí». Le dan, ojo. «Mamá, baja la tele, por Dios», se escucha de fondo. Y así.

Podría rellenar todo este ladrillo con las reflexiones de Dolores, pero me limitaré a escribir que lo que diga la yayita va a misa porque es una autoridad ética y moral. Lo pasó fatal cuando se enteró que Isabel Pantoja definitivamente era una choriza, «aunque la pobre lleva toda la vida arrastrando la bata de cola y hay otros que son mucho más sinvergüenzas y están en la calle». Tampoco concedió nunca credibilidad a los rumores sobre su homosexualidad puntual. ‘Son amigas, son amigas’, decía sobre el supuesto affaire con María del Monte. ‘Qué mala suerte ha tenido la pobre con sus hijos’ es otra de sus valoraciones sobre la familia de la tonadillera enchironada. Eso y ‘ya está ahí el sonco perritroco éste’, cuando ve a Kiko en el Debate. No tengo ni idea de lo que significa sonco, pero lo puedo imaginar y me gusta cómo suena, así que la he adoptado en mi lenguaje coloquial. Soncos y soncas, es decir, lentos, flojos y perritrocos, que tampoco existe. Me he dado cuenta de que ella lo aplica preferiblemente a personas con cierto volumen corporal.

Sirva la sabiduría de Dolores a modo de introducción para intentar trasladar mis impresiones al abnegado y sufrido lector sobre el espectáculo tan dantesco (y divertido) al que estamos asistiendo. Soy muy consciente de que mis opiniones se suelen alienar con las (excelsas) minorías, tanto como que hay veces que la causa -en un principio y sin entrar en profundidades- podría parecer indefendible. Pero la enladrillladora distingue entre culteranismo y conceptismo, o forma y fondo, ya que estudió a Góngora y a Quevedo como se hacía antes, es decir, sin pasar de puntillas. Yo siempre fui más de Quevedo, conviene aclarar y de paso retomar el asunto porque empiezo a desvariar.

GH VIP es un oda a la mierda televisiva, mierda en la que nos revolcamos encantados porque hay que rellenar los huecos que quedan entre las miserias de la vida, algo que saben muy bien las productoras de televisión. Pero la irrupción de la tecnología en nuestras vidas ha modificado la manera de enfocar el espectáculo. Hace unos años el éxito de cualquier formato dependía sólo del telespectador. Ahora cualquiera tiene un púlpito en el que verter su opinión, su valoración… o su inquina, su rencor y su amargura. Y de paso, engrasar a la poderosa maquinaria que alimenta a las productoras. Nosotros encantados y entretenidos, que el invierno es largo y en la calle se gasta más.

El caso es que GH VIP es una parada de monstruos profesionales del cuento que ejecutan sus contratos según lo pactado en función de los intereses de cada uno de ellos. Una mierda elevada a la categoría de entretenimiento televisivo, que sin duda lo es. Inciso: la Parada de los monstruos es una peli imprescindible que popularizó el término freak de la manera en la que lo utilizamos ahora. Fin del inciso et #jesuisfreakamuchahonra.

Y es justo aquí dónde yo quería llegar, porque los monstruos no son sólo ellos, somos también nosotros. O lo son todos aquellos que se ceban en el odio elevado a la enésima potencia practicando la crueldad con fruición sobre el personaje más destacado de la edición, crueldad que, paradójicamente, fue esgrimida en su momento como argumento irrefutable para denostar a la de Paracuellos.

Belén Esteban no tenía ninguna necesidad de inmolarse ni de exponerse al peligro que encierra para su imagen GH. Kiko Rivera, menos entregado y con un acusado espíritu pragmático pantojil, se dio cuenta de los riesgos enseguida. Pasó el cepillo dos semanitas por la sacristía de Endemol, le arañó un pellizco a la hipoteca que según él lo asfixiaba y salió por patas del (maravilloso) manicomio en que se ha convertido Guadalix. La Esteban, por el contrario, apechuga con sus obligaciones contractuales con dignidad y con entrega ejemplar.

La rebuznadora nunca siguió a la princesa del pueblo. Fui consciente de su importancia el día que hice un comentario apresurado sobre ella en un estanco al ver una de sus portadas en Intervíu y una señora estuvo a punto de atizarme con el bolso. De sus desencuentros con los Janeiro, los mismos que su legión de detractores recitan de memoria (¡de memoria!) para denostarla, sólo recuerdo el (lamentable) episodio de las bolsas de basura en el portal de su casa. Jesulín, que siempre ha querido ser un señorito andaluz, tarea imposible -y te jodes, Jesús- la puso así en la calle. Es curioso que el de Ubrique también se haya apresurado en pasar el cepillo ahora que su vilipendiada ex está en boca de todos. Tras ser nominada y expulsada de Ambiciones, Miguel Temprano se encargó de convencerla para que se paseara por los platós y por otros lugares menos recomendables, pero cualquiera llama a las cosas por su nombre… En aquellos tiempos el mundo todavía era inocente.

Belén se convirtió en un fenómeno sociológico y los buitres se encargaron de hacer el resto. Su naturaleza simple, su carácter fuerte, su chulería madrileña y su lealtad hacia los suyos eran rasgos con los que se identificaban las personas normales, las de a pie de calle, las que tienen problemas similares, las que rajan de sus familias políticas en las mesas camillas de las olvidadas salitas, las que sufren la traición cotidiana de un amigo o de un pariente que las pone a parir por detrás, las que no llegan a fin de mes…  Era y es una máquina de fabricar dinero cuyo combustible es el cariño y la lealtad. Pero el cambio generacional ha modificado nuestra escala de valores. Todo lo anterior es casposo y no es cool, a pesar de que la estulticia siempre ha formado parte de nuestra idiosincrasia. No somos los únicos, por cierto, y a mucha honra. El caso es que muerta Lola Flores, ese ser humano lleno de luces y sombras que no sabía cantar ni bailar pero derrochaba arte y glamour gitano por los cuatro costados, nos quedamos sin ídolo de pacotilla. Hasta que apareció Belén. Por cierto que a la pobre de Lola también se la utilizó como chivo expiatorio en su momento por sus despistes con Hacienda. Pero en aquellos tiempos los taxistas no tenían GPS. Se limitaban a bajar la ventanilla y gritarle «Lola, viva la madre que te parió» (escena real vista por este coñazo de enladrilladora). Y es que Lola, como Belén, estaba llena de contrariedades, como cualquier ser humano. Y de defectos y de virtudes, como Belén, como yo y como tú. Pero el fondo, la esencia y sus valores fundamentales eran básicos: lealtad a los suyos, a la peseta y al enemigo que le den.

Te odianPero las nuevas generaciones están en otra onda. Les falta la profundidad que da la experiencia vital y han sido abducidas por el postureo. Hay que aparentar a toda costa: abanderados de la solidaridad de pacotilla (online) y de la corrección política, fanáticos de la belleza como arma principal de cara al éxito, que por lo visto consiste en salir en la tele y hacer bolos. Se cagan en los muertos del prójimo y se la sudan los problemas del vecino, de los perros y los gatitos abandonados, pero lo primero no se dice en público y lo segundo se retuitea. El caso es que la mediocridad se ha convertido en excelencia porque es imposible que todos triunfen. No pertenecer al rebaño de los mediocres conlleva la lapidación a no ser que el presunto triunfador se muestre humilde, solidario y, naturalmente, tiene que ser guapo o le dan por culo. Comportamientos como el de Belén, absolutamente normales en la intimidad del común de la mayoría de familias son rechazados aunque las madres de todos los lapidantes chupeteen la cuchara del potaje y se rasquen el sobaco antes de liar las cocletas. Más sustancia.  Ay, los complejos.

Luego están los (presuntos) intelectuales, que por cierto se apresuran en analizar el fenómeno Esteban en medios (presuntamente también) serios con devoción mariana para conseguir captar lectores y mantener así el recuadro asignado en la sección de cultura. ¡De cultura! Algunos tienen la suerte de engordar el bolsillo (y el ego) por hilvanar un puñado de palabras. Y de paso dejan claro que la Esteban es lo que es: un fenómeno muy rentable para todos.

Afortunadamente, existe otra generación tras ésta, todavía más joven y sin tantos complejos. Y estos, aviso de rebuznadora, no ven tantos defectos en Belén, es más, destacan que ella lo hace todo por los suyos. Eso sí: idolatran la belleza tanto como el dinero, que es lo que entienden por triunfo, pero procuran escribir las formas compuestas de los verbos con sus correspondientes haches. El fracaso de la LOGSE es lo que tiene: había que ponerse las pìlas y perfeccionar al rebaño.

El abnegado lector, con el que además estoy segura de que discrepo, debe estar agotado a estas alturas. Me da igual, más cansada estoy yo que me he acostado a las seis de la mañana por culpa de la gala de ayer y sus consecuencias, pero tengo que cambiar de tercio y de registro porque esto empieza a parecer una Encíclica en lugar de un ladrillo frivolón. Fin de la parrafada inquisidora y comienzo de la estopa a discreción.

Gala trepidante y entretenidísima, especialmente para los adictos al formato, cuyo talón de Aquiles residió en la aburridísima entrevista al torero. Y aprovecho para pedir STOP al síndrome del torero en GH, ya que estamos. ¿Por qué tienen salvoconducto para introducir en Guadalix capotes y posters a tutiplén ? La parte contratante es diabólica, aunque a estas horas planea la sombra de si se les ha ido la mano. A la que sin lugar a dudas se le fue, porque le vino de perlas para lo suyo, fue a Ares. La semana pasada regresaba salvada a la casa como una virgen doliente implorando el perdón a la Esteban por su salvación. Esto es así: ellos mismos la han protegido hasta este momento porque son conscientes de que sus futuros profesionales inmediatos dependen de la audiencia de esta locura y Belén es el motor de GH VIP y… del 50% de facturación de Tele5  (cifra inventada, obvio, pero no debo andar desencaminada). Es también el caso de Ares, trepa de manual, típica chica mona del instituto que hace pandilla con otras similares para defender sus intereses e imponer su tiranía de manera velada. Su regreso ayer a la casa con un hígado colgado a la altura de la entrepierna sirvió para minimizar el efecto del posible cabreo de la Esteban y el correspondiente numerito que esta vez Ares sabía que no podía montar ante sus compañeros, ya que la princesa del pueblo sentenció ante sus narices que era una metemierdas tras la crisis del cocletagate. La Teixidó, encantada con su papel estelar, optó por exagerar su interpretación hasta límites inmorales, ya que su amiga del alma en la casa sufrió un auténtico ataque de pánico. Y ya es raro usar el adejtivo tratándose de ella (lo de auténtico, digo). A Ares no le importó. Pero no le salió del todo bien, ya que su crueldad innecesaria (podría haber acatado las normas sólo guardando silencio) tuvo la nefasta consecuencia de que la parte que tanto la gusta a Dolores de Belén, aflorara en todo su esplendor, llegando a limpiar el combinado de crueldad, Alvariño y agua que vomitó la protagonista de la madrugada en Guadalix mientras la calmaba y la consolaba como una madre. La catalana finalmente entró al diabólico cubo (qué ratos tan buenos nos va a dar, presiento) con la otra mantis (a mi juicio) de Guadalix, Lachari, así, todo junto -como Nachopolo- esa gaditana dulce que se lió a hostias con su novio o exnovio durante una de sus ediciones. No podía ser de otra manera y gran parte de la conversación giró en torno a Ylenia, mención de honor al intento de desmitificación de su belleza, típica conducta, como decía antes, de bachilleres envidiosas. Y es que el carácter de Ylenia acompleja a cualquier pelagata de éstas ya que es mucho más hermosa y más íntegra que ellas. No está acostumbrada a tragar y no finge porque nunca lo ha necesitado, al margen de que su conducta a veces pueda ser reprobable, algo que ella está dispuesta y desea corregir ya que vive estigmatizada tras su paso por Gandía Shore.  Otra se hubiera aplicado el cuento y explotaría el personaje hasta el hartazgo para mantenerse en la foto. Lo que se ve es lo que hay, aunque su falsa seguridad se esconda bajo un kilo de espantosas extensiones rubio platino (GHVIP 27450 peluquero de Ylenia). El caso es que Ares durante la escena de la cena, borracha de protagonismo -y de Alvariño- la puso a parir con su registro más pandillero y odioso (de colegio concertado, of course). La enladrilladora está convencida desde la primera semana de que el italiano se la pone morcillona a la colaboradora y mucho, pero con un novio con posibles una no debe arriesgar.

soy guapa
Soy guapa y lo sabéis

Nota de la rebuznadora: el italiano es experto en dar coba a las damas, todo hay que reconocerlo, a mí me llevaría al huerto en una tarde despistadilla. Fin de la nota.

Así que Ares optó por comportarse a lo Ochoa style, del 12+1: si no es para mí, le jodo la aventura a ésta y acaparo su atención con el pretexto de la «amistad«. Los cojones y todo un topicazo que la amiga más fea (o menos atractiva, como es este caso) se haga íntima del novio de una porque le pone cachonda perdida, que eso es lo que le pasa a esta petarda con aspiraciones a formar parte de la plantilla de Mediaset.

Por otra parte, y durante la representación de Ares, hubo motín en Guadalix. Andaban todos poniéndose de acuerdo por aquello de que la unión hace la fuerza para negarse a acompañar a la (insoportable) catalana a la caja, cuando de pronto, el negro, es decir Coman, y aprovecho para aclarar que lo llamo negro por exigencias de mi verborrea histriónica antes de que alguien me acuse de racista, que no lo soy aunque reconozco ser ‘clasista’ en el sentido de que rechazo y critico hasta llegar al insulto a personajes que se comportan como este elemento que da la casualidad de que es negro y él bien que apela a su negrura cuando le conviene… decía que el negro, Coman, consciente del momentazo en directo, salió por peteneras mientras se ponían de acuerdo para ofrecerse a acompañar en bloque a Ares a la supuesta tortura. Ylenia le afeó su conducta con un par, porque es lo que todos pensaban y el tipejo se revolvió como una culebra buscando el insulto exacto en el que hacer diana, tal y como dijo Víctor en su momento. En concreto la llamó novia de Chucky y barrigona, algo que preocupa y acompleja últimamente a Ylenia gracias a la inestimable colaboración de Fede, que las prefiere anoréxicas. Claro que Lachari vigoréxica tampoco ayuda demasiado con sus obsesiones. Estos insultos, así escritos, dicen poco. Hay que ver en vídeo la mala hostia que tiene el euskalguineano, un tío más simple que el mecanismo de un chupe que se ha convertido en el amo de Guadalix casi por despiste. Le está muy bien empleado a todos, si bien es de justicia señalar que allá donde haya un víctima, estará él para consolarla junto a su lecho e inmolarse si hace falta porque está convencido de que el público, al que él prefiere denominar PUEBLO, valora la bondad, aunque cambie de opinión al día siguiente según salga el sol por Guinea y responda con violencia intimidatoria ante el más mínimo desaire. Por cierto que Ylenia lo llamó guarro y lo acusó de no lavarse el pelo desde que están encerrados, algo difícilmente explicable en un tío tan raro y escrupuloso. La enladrilladora supone que está concienciado con los protocolos antiébola, pero no tocaría ni muerta un cojín en el que se haya posado esa cabeza.

gilipollas integral
Mis nietos me recordarán por enseñar la polla y la lengua en la tele

Santy, esa gitanita tan (presuntamente) inocente (y venenosa) protegida por Belén, a la que ha embaucado con la pena, penita pena de su pauperrimidad, razón que justifica sus portadas en pelotas y haberse ventilado sus abortos por los platós de Tele5, se despistó en uno de sus (escasísimos) momentos de honestidad, perdió la compostura y se enfrentó fugazmente a Coman debido a la agresividad que destiló al insultar a Ylenia. Esta madrugada, las chirlas tóxicas andaban preocupadas por el asunto. Casi tienen la batalla ganada, no es momento de que haya una baja en sus filas. Así que asunto zanjado: Lachari ha mediado y la gitanita y el negro se han abrazado. Que ella estaba muy asustada y no sabía ni lo que decía. Y aquí paz y mañana gloria, también para mí, que debo de ir finalizando este panfleto.

ebola
Protocolo antiébola desactivado

Pero no lo haré sin mentar a Ángela, a la que tengo en cuarentena porque entre tanta locura supone un refugio, una balsa de tranquilidad para el sufrido espectador con su tono de voz siempre taimado, sereno y correcto, razón que también induce a la desconfianza.

En cualquier caso queda claro que Belén es la estrella de GHVIP. Y de Mediaset. Por eso la ‘cuidan’ con comunicados absurdos que ella verá a posteriori como una prueba irrefutable de lealtad cuando abandone, que no lo hará porque además de bastante ingenua, es testaruda y se lo prometió a Andrea. Mientras tanto, se inmola en las redes sin conocer el alcance real de su descuartizamiento. A estas alturas ya se amortizado su paso por Guadalix. Podría ser expulsada o abandonar, qué más da. La cosecha ya está bien abonada. Belén no interesa acomodada, sobria y tranquila en un plató. Había que despertarla de su (feliz) letargo y reactivar las polémicas que ella sola  y sólo ella es capaz de generar. La parrilla de Tele5 se retroalimentará de su musa y ella, qué menos, malherida pero capaz de enfrentarse a todos como un miura porque al fin y al cabo es una superviviente que nada en un peligroso lodazal, subirá su cotización. Qué menos.

El jueves próximo, no se trata sólo del odio enfermizo a Belén, algo que por cierto le garantiza un futuro cargado de todavía más éxito. La verdadera batalla se libra entre los teléfonos fijos y los de las recargas, las mesas camilla y los usuarios de las redes; la generación que encumbró a la Esteban frente a la que le ha cogido manía saturada por los valores que exporta Mediaset.

Quienes amamos esta locura somos muy conscientes de que nunca hubo mejor concursante de GH -ni VIP ni anónimo- que Belén Esteban. Debe tener su recompensa moral. Si no la victoria, al menos llegar a la final. No puede fallarle a Andrea, que es la poderosa razón que hace posible que nosotros disfrutemos de este delirante espectáculo.

Gracias, Andrea

Hale, agur.

(Discrepancias más abajo)

Pd.: Dolores es real. Es una señora entrañable que tengo el placer de conocer desde hace años.

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Acerca de Obsy

Enladrilladora oficial de la Calcetinería. Un coñazo, pero en tuiter no me dejan pasar de 280 caracteres y aquí sí.

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