Black Monday

ladrillo-obsyBuenos días, tardes o noches, queridos, amados, y aguerridos calcetineros. Aguerridos he escrito y hasta aquí voy a mear fuera de tiesto, que los trapos sucios se lavan en casa y se tienden al sol cuando están limpios.

Seré concisa e iré al grano por una vez.

Con Marina amamantando a Juanito en Motilla del Palancar y Jesuso pasando el cepillo por los  platós de nuestro amadísimo tele5, nuestro pasatiempo favorito se ha convertido en una suerte de carrusel que gira en torno a una sobredosis de matrimoniadas impostadas (a mi juicio) y de una carpeta forzada, que a lo mejor no lo es tanto porque son jóvenes, atractivos y se aburren como mandriles y qué otra cosa podrían hacer allí encerrados mientras arañan un salario decente y acarician el correspondiente pasaporte a la (efímera) fama.

El caso es que lo que podría haber sido una de las mejores ediciones de la historia de GH se ha convertido en un concurso de talentos cuyo tradicional premio -el ansiado maletín- es lo de menos, que aquí lo que importa ahora es chupar plano, lucir palmito a lo telecupón distorsionado y sobre todo tratar de intercambiar fluidos o en su defecto, negarse a ello tras habérsela puesto dura al prójimo. Y ojo con los rifirrafes: si se usan términos políticamente incorrectos susceptibles de excitar a los excelsos miembros (¡y miembras!) de alguna asociación de agraviados (¡y de agraviadas!) de-lo-que-sea, nos plantan el dichoso ojo, claro que luego en el plató la voz de la parte contratante, es decir, nuestra querida Merceditas, aristócrata y periodista reconvertida en pupila de Vasile por obra  de su paciencia, que ya hay que tener paciencia para que una tía como Mercedes sucumba a la tiranocracia de los barómetros de la audiencia y se limite a ejercer de mercenaria al servicio del share cuando en realidad este formato todavía sobrevive gracias a ella (sin ánimo de menospreciar nuestra pasión incondicional)…, decía que ya en el plató y si eso, descartamos la violencia verbal y el despotismo malencarado que ejerce un vasco tirano y forzado sobre un chino cascabelero y sumiso capaz de tragar lo intragable a cambio de una limosna que en este caso en concreto se traduce en una comida de oreja o de pezón (literal). Que el chino consienta los altibajos del carácter de Aritz por interés es algo que el vasco recita como un mantra (a gritos cuando le parece a él) ante los cienes de cámaras que los rodean para que nos quede bien claro quién le hace a él la competencia. Y la enladrilladora lo que ve es un chino glamouroso, juguetón y hacendoso, extrovertido y listo como el hambre (que tiene de prosperar) que sabe explotar a la perfección su divertida estampa de efebo aisático amariconado.  Derrochando pluma con tacones o dejando la cocina llena de mierda tras darse un curro de narices para alimentar a esa pandilla de cerdos, o haciendo cálculos magistrales o contando lentejas o buscando un hombro seguro en el que llorar sus penas (Sofía) o una nodriza que lo acune sobre un buen par de tetas (Marta), el caso es que Han es todo un espectáculo. Y a falta de resolver el enigma de por qué una imagen del vasco ilustraba su vídeo de presentación, la rebuznadora considera que Aritz trata de manipular, controlar y teledirigir además de maltratar a su putita asiática (término acuñado por el propio euskaldún) porque se lo llevan los demonios: por los celos de folclórica que tiene y porque se muere por horadar las oquedades de nuestro chino molón.

Note el lector que he usado la palabra prohibida y ‘con eso no se juega que es un tema muy serio‘, le espetó Mercedes a Jesuso en plató cuando el charnego madridista (y olé) se disponía a hacer una correcta observación tras la diatriba que la empleada amiga de Vasile largó contra el orangután -que ha mutado en chimpacé- por su presunto machismo. Y es que da la impresión, se comenta, se dice y se rumorea que el vasco goza del beneplácito y de la protección de la parte contratante. Cierto es que el comportamiento de Riqui tras un leve escarceo con Sofía no fue el de un hidalgo ni mucho menos, nada nuevo bajo los focos telecinqueros, pero llama mucho la atención, por no decir que canta por peteneras, que se haya amonestado al propio Jesuso por andar descamisado por Guadalix y sin embargo el tío del postizo sombrero se declaró en huelga el otro día y no tuvo inconveniente en lucir su oscuro e inmenso bosque de ladillas hasta que se salió con la suya y le enchufaron el agua caliente. Por supuesto, que no hubiera agua caliente también era culpa del chino, que se dedicó a matar el aburrimiento junto a todos los demás -incluido su amo- durante la edición nº MCXXXVI de las Batallas Campales de Huevos y Harina de Guadalix, un coñazo insufrible si no fuera por  la presencia de Martita, esa canaria kamikaze sin sentido del ridículo a la que no queda más remedio que amar  y proteger de manera incondicional.

Decía que he usado la palabra prohibida y ahí la dejo. Antes he pasado por la RAE y el gúguel para cerciorarme de que está en el contexto adecuado; en el de mis impresiones, digo, que nada tienen que ver con cuestiones legales, aclaro. Y lo del bosque de ladillas es un recurso literario, que aquí ya hay que cogérsela con papel de fumar y no está el horno para bollos, que igual resulta que el pubis requete-hirsuto del vasco huele a lavanda y sabe a ambrosía (¡…!)

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Pero dije que iba a ser concisa y no me limitaré sólo a ejercer el (escaso) poder de mi verbo florido, no. Tengo pruebas:

Etc, etc. Hay decenas, pero a la hora de la verdad con un poco de musiquilla de circo y una presentadora compasiva que justifica la agresividad en el contexto de los altibajos de una relación «pseudoamistosa», el sufrido telespectador adopta al oscuro y controvertido personaje como un concursante peculiar, diferente y vanguardista. Y aquí paz y mañana gloria.

…Una especie de híbrido entre indignado o anarquista, cacique y artista muy cuentista, blasfemaría yo.

Pero la intención de este panfleto no es poner a parir al vasco por puro vicio. Queda medianamente claro que no es santo de mi devoción y además hoy estoy cabreada porque llevamos ya tres días con el black friday de los cojones y donde dije digo Diego, coño ya, que he tenido que ir a llorar al banco  (#ghampliarcréditovisadelaObsy) hasta que acabe lo del fraiday éste, que me da mí que va a durar hasta Semana Santa. Y me cuentan mis informantes que los anglosajones se mueren de envidia por cómo nos las gastamos por aquí, que hay que ver cómo se ha recuperado Ejjjpaña. Lo que va a ser negro, pero negro negro, va ser el viernes. El del mes que viene, anuncio.

Decía que mi intención no es otra que modificar la intención de voto de los presuntos colaboradores con esta causa estulta. A pesar de que estoy convencida que la galerada ya está contagiada por la incuestionable propaganda que se hace desde las redes, la parte contratante siempre puede dar el golpe definitivo en el último momento con una cuidada selección de vídeos con BSO de circo o de música trascendental (fenotipo Gladiator y así), ésa que ellos suelen poner a sus favoritos para inducir de manera subliminal al espectador a perdonar los pecadillos del elegido. Cómo será la propaganda que hasta yo misma le encontré un puntito sexy al vasco del pubis hirsuto la semana pasada.

Pero el verdadero duelo, el que a nosotros nos gusta, es el que tendrá lugar esta semana. Se trata del duelo que nos motiva, el que nos pone cachondos, el definitivo, el tradicional: el duelo entre los expertos, los viciosos, los adictos que amamos GH contra la parte contratante, la del tongo, la del timo, la de los mercenarios del tito Vasile. Y las tradiciones están para romperlas tal y como los esbirros del consejero delegado de Mediaset han decidido de manera unilateral este año improvisando tramas para generar tensión  desde el primer momento; un intento que se agradece pero que finalmente ha perjudicado el discurrir natural de las relaciones en Guadalix. A pesar de este intento, la gran tradición que se ha violado para nuestro perjuicio, y me temo que también para el de los aspirantes a hacer bolos durante una temporada por las discotecas patrias, es la del aislamiento del mundo exterior: a ellos porque con la obsesión de forzar jaleos para rentabilizar la parrilla telecinquera sólo pueden aspirar a ser carne caduca de platós chusqueros y poco más. A nosotros porque estamos saturados precisamente de eso mismo, de platós chusqueros dentro y fuera de Guadalix.

No obstante esto empieza a acabar y pronto empezarán las votaciones en positivo y las prisas, que las Blacks Marry Christmas acechan y sepa GER que será de nosotros. Si Aritz quedara finalista su entrevista quedaría reducida a un puñado de minutos. Y sería casi imposible analizar el paso de este presunto pansexual farsante malencarado tirano con hirsutismo púbico como merece, entre otras razones porque el comportamiento del borreguerío que se suele acomodar en el plató es cada vez más zafio.

Hay que desenmascarar a Aritz. O no. Sería la primera en entonar el mea culpa si fuera necesario, si estuviera equivocada y si no fuera lo que aparenta: una persona acomplejada que proyecta sus defectos, sus complejos y sus carencias enjuiciando a los demás con una mala hostia tremenda.

Debo empezar a terminar porque tengo que hacer recuento del saldo que me queda disponible para la causa tras el el friday de las setenta y dos horas made in Spain. A GER pongo por testigo que si es necesario devolveré los dos sostenes de Ali Expréss, que no sé yo si el diseño y textura de mis ubres occidentales se acomodará a esos artefactos abigarrados con orquídeas, cerezos en flor y exóticas aves bordadas en sedas de pexiglás.

A Martita no hace falta ni que la miente (de mentar). Junto con Sofía, protagonista indiscutible, el chino divino y dos secundarios cualquiera, nos arreglarían la recta final. Mención de honor a Carlos (Scarlett, de los Johansson de toda la vida en mi argot particular) cuya mala hostia florece y florece como los cerezos de mis sostenes made in China mientras se ve -de carambola- cada vez más cerca de la final.

Y Ricardito, pues Ricardito no es tan mal chaval.

polculo
Sexo duro

Hale, sayonara!

 

Pd.: En portada «El origen del mundo» de Gustave Courbet.
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Acerca de Obsy

Enladrilladora oficial de la Calcetinería. Un coñazo, pero en tuiter no me dejan pasar de 280 caracteres y aquí sí.

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